Te explico el conflicto Rusia-Ucrania

Rusia no desea que los antiguos países de la URSS y de Europa del Este pertenezcan a la Europa de la OTAN. Tanto Europa como Estados Unidos consideran que el mandatario ruso no tiene derecho alguno a este tipo de exigencia, pues se trata de naciones libres que están en su derecho de organizarse política y militarmente como quieran.

Tras los históricos dominios de Rusia sobre Ucrania y tras el arrebato de la Península de Crimea, el mandatario del Kremlin ha decidido amedrentar de nuevo al pueblo ucraniano rodeándolo con 100 mil soldados (80 batallones con todo tipo de armas) para invadir un país soberano que sólo desea vivir libre, sin ser sometido por nadie.

El mandatario francés Enmanuel Macron, partiendo de la base de que Rusia y Francia siempre han tenido unas relaciones cordiales, se reunió en el Kremlin con Putin, y Macron anunció ante los medios de comunicación que Putin le había hecho la promesa de no emprender nuevas maniobras militares. Muy lejos de lo entendido por el presidente francés, salió al paso Putin para desmentir a Macron y desautorizarlo ante el mundo y todo lo relacionado con su posición negociadora y la supuesta versión de la cumbre con Putin.

Todo cae por los suelos a pesar de que unos y otros se empeñan en que la única salida para evitar una masacre sin precedentes es la vía diplomática. Es difícil de creer que un presidente con la fuerza de Putin instale en las fronteras de Ucrania a 100 mil militares si pensara en la vía diplomática. De modo que, aunque es necesario tener fe en esa utópica salida de comunicación efectiva, la realidad apunta hacia una invasión difícil de parar a estas alturas, y que traerá, por las ambiciones por el poder y el dinero, una guerra sin antecedentes que puede incendiar Europa, y si somos agoreros, iniciar la Tercera Guerra Mundial.

El papel de Latinoamérica en el conflicto

Hay demasiado silencio en Latinoamérica, que ha vivido dominaciones de Rusia en Cuba, Nicaragua o ahora en Venezuela. Los rusos sí pueden pisar suelo americano y traer sus tanques y aviones y sus Mil Mi-24 o los K-52, pero los ucranianos no pueden ser libres. Va siendo hora de que los latinoamericanos se pronuncien, alcen la voz ante la injusticia y no se queden en silencio, al acecho pasivo de lo que acontezca.

El latinoamericano debe preparar muchas cubetas de agua para el gran incendio que se avecina. El mundo ya no es como en 1914 o como en 1941. La globalización nos implica a todos, de ahí que se deberían oír voces con la queja de que ningún país debe ser invadido. Si la mecha arde, y el polvorín salta por los aires, poco tardarán los submarinos nucleares occidentales en sumergirse en el Mar Negro y adornar aquellas aguas pesadas de portaviones cargados de bombas. ¿Acaso piensan los mandatarios que no se verán involucrados? ¿Pasaremos de rositas sin implicaciones? No se puede olvidar que México es tan Norteamérica como EEUU y Canadá.

Biden y Scholz han mostrado cierta ingenuidad cuando en días pasados amenazaron a Putin con no seguir construyendo el gaseoducto Nord Stream 2, como si al señor del Kremlin le importara eso. Otro detalle que hace pensar es la postura del primer ministro de Reino Unido, Johnson, representante de un país desafiante por antonomasia, que con voz meliflua declaró: “El diálogo y la diplomacia es el único camino a seguir”. En esta misma línea estuvo el flamante canciller alemán Olaf Scholz: “Hay que evitar la guerra en Europa”.

Todos ellos saben de las guerras que han destruido a Europa y la han llevado a las cenizas y que del caos es complicado salir. Pero a Putin no le importa: pues sólo pretende poder. Biden también quiere mantener la hegemonía del primer país más poderoso del mundo y no va a ceder ni, aunque se lo pida Macron: “Hay que construir estabilidad y paz a largo plazo”.

En medio de este caos que se ve lejano en la distancia, es necesario sentarlos de nuevo -seamos realistas: no Europa o la OTAN contra Rusia, sino EEUU contra Rusia y todo lo que representan sus aliados (China, Corea del Norte, y otros cómplices que hay debajo de la alfombra). Es necesario discutir una paz difícil o hacerla más fácil. El sentido común debe prevalecer a toda costa, la ONU debe intervenir más activamente. Hay que parar la situación en defensa de la vida humana.