Colaboradores de la UAG realizan la Ruta del Peregrino a Talpa

Con un contingente de 59 personas conformado por trabajadores, familiares y amigos partió el grupo de peregrinos rumbo a Talpa de Allende en dos autobuses, que los dejaría en la localidad de Lagunillas para iniciar el recorrido a pie desde ese pintoresco lugar, ya conocido como punto de partida oficial de la ruta.

La madrugada del día primero de abril se dieron cita en Ciudad Universitaria el grupo de caminantes que realizaría la célebre travesía de carácter religioso a dicho lugar, considerada entre las tres más concurridas del país (Virgen de Guadalupe en ciudad de México y la Candelaria San Juan de los Lagos, Jalisco).

Con el ánimo en todo lo alto y ya armados con sus respectivos bastones o burritas; se dio la voz de partida las 04:30 horas lámpara en mano en las faldas del Cerro del Obispo. Avanzando en un camino lleno de piedras de todos tamaños, bajo un estrellado y oscuro cielo que poco aprecia el peregrino debido al cuidado de ver con su linterna donde posa cada pie en el ascenso de tres horas cercanas, para arribar al Puerto del Obispo, ya con el saludo del astro Rey donde se recargarían baterías con unas apetitosas quesadillas, además de un oloroso café de olla, claro está.

Después de reconfortarse con un descanso, se reanuda la marcha rumbo a la Estanzuela como siguiente meta; la caminata se torna gris a la distancia, las cadenas de cerros semejan elefantes inmóviles algunos adornados en su base por pequeños caseríos y parcelas.

El camino del monte cambia y los peregrinos se ven forzados a caminar a bordo de carretera por estrecha vía que los obliga a marchar en una monótona hilera, pero que no desalienta a nadie. La temperatura sube, aparecen enramadas en puntos clave para reabastecer agua o algún tentempié, cambiar calcetines o playeras; desahogar necesidades físicas, etc.

Cabe destacar la labor generosa de algunas personas que ofrecen sin costo a los caminantes naranjas, agua, sueros, tamales, tacos, etc. Estos samaritanos lo hacen por caridad o por promesa según refieren; ya que por lo general han andado toda la ruta.

Arribando a la Estanzuela alrededor del mediodía y con el sol ya cayendo como plomo derretido, un autobús espera para el que guste no caminar el siguiente trecho hasta el cerro de las Comadres o Tierras Coloradas; la fe prevalece en la mayoría minimizando el cansancio y el incruento calor del soleado día, después de reabastecerse de agua prosiguen su continuo andar y andar.

En las Comadres esperaban ya los autobuses con los organizadores que habían preparado guisados, para ofrecerlos conforme iban llegando los asoleados peregrinos. Un merecido descanso reconstituyente y proseguir pasando por Majadas rumbo al pueblo de Mixtlán (encuentro de nubes) donde se pernoctaría en sencilla hospedería. Llama la atención la amabilidad de los habitantes del lugar a pesar de ser un pueblo y sobre todo sus hermosas casonas fruto del trabajo de sus hijos ausentes, según parece.

A destacar: Ver caminar “pian pianito” a una anciana de 80 años, un hombre con un arnés y su niño en la espalda, otro con una cruz de varilla también atada a su lomo; otro más imprudente con una niña de dos meses arropada en caluroso día, otros cojeando y con rodillas vendadas. En fin, todos movidos por una gran devoción y que son ejemplos para no claudicar la caminata.

El segundo día, ya con las baterías recargadas se arranca la marcha a las 3:00 de la madrugada, debido a que se cubriría una distancia más larga, para cumplir con el programa: Santa Rita, Atenguillo, Guayabos, Espinazo del Diablo, Las Cruces, Jacales y Gallineros.

El paisaje continúa con su monotonía en su mayor parte del recorrido a bordo de carretera lo hace más tedioso además del agobiante calor; salvo algunos tramos con cierto verdor como la entrada al pueblo de Atenguillo, el descenso del cerro Espinazo del Diablo y antes de San Rafael previo a Cocinas.

Los viajeros inician en Guayabos la prolongada subida al Cerro del Espinazo del Diablo; aunque el sendero está amplio, deja sin aire a los caminantes muy seguido, motivo para un breve descanso y apreciar el bello paisaje del Valle Volcanes; además que se llevaba en hombros una cruz alusiva al STAA-UAG, para ser clavada en la cima del cerro en el lugar llamado Las Cruces y donde hay gran cantidad de ellas recordando a los peregrinos que se nos adelantaron en el otro camino, el celestial. En el trayecto dicha cruz fue cargada por varios “Cireneos” hasta el sitio donde se colocó; acto seguido los eufóricos peregrinos UAG vocalizaron una Locomotora en honor de sus allegados difuntos y de ellos mismos.

Cabe destacar el optimismo de los andarines con que tocaban la campana que está antes de subir a la cima del cerro; por las veces que la toques, serán las veces que tienes que regresar a transitar la ruta, aclaran los conocedores; lo cual causa sorpresa para muchos.

Continúa la brega de caminar, caminar y caminar en el mismo tenor hasta llegar a Gallineros la meta programada y ya viendo caer el sol; donde esperaban a los sudorosos transeúntes con un reconfortante y apetitoso pozole.

Por último, el tercer día vuelve a surgir el entusiasmo, ya con renovados bríos después de un merecido descanso se reanuda la marcha a las cinco de la mañana para conquistar San Rafael, Cocinas, Cruz de Romero, Arco de entrada a Talpa y Santuario de Nuestra Señora de Talpa.

Al inicio y con el cielo aun estrellado llamó mucho la atención una hilera de varios satélites cruzando a gran velocidad el firmamento y que a más de uno dejó boquiabierto.

Ya desayunados media hora después se inicia el “veloz” descenso de la Cruz de Romero, para reunirse en el arco de la entrada y tomar la foto oficial, arribando el Santuario al mediodía y dar gracias a la virgen del Rosario por los favores recibidos y por tan singular travesía alimentada por nuestra fe católica.

Después de la visita al templo, un obligado recreo de cinco horas para bañarse, comer, realizar compras ya de los típicos dulces de guayaba o los típicos chicles de sombrerito. También quedarse en la abarrotada plazuela oyendo música de banda y viendo a multitud de colegas, que arribaban para el mismo propósito.

Regreso a Guadalajara sin mayores contratiempos, despidiéndose con gran camaradería en CU los satisfechos peregrinos y augurando su regreso el próximo año, si Dios lo permite, claro está.

Píldora cultural: Romero es el nombre que se aplicaba en el Imperio de Oriente a los Occidentales que lo cruzaban en peregrinación a Tierra Santa y, en fecha posterior, a los peregrinos de Santiago en España y Roma/ Dicho de un peregrino que va en romería con bordón y esclavina. -RAE-

“El dolor es temporal, la experiencia es para siempre”

-frase en la espalda de un peregrino-

El Turista exige, El Peregrino agradece. -Anónimo-