El cigarrillo eléctrico fue creado como una opción para que los adictos al cigarrillo normal dejaran de fumar; sin embargo, esta alternativa tiene costos a la salud de los consumidores, señaló el odontólogo Alan Maya Paredes, estudiante del posgrado de endodoncia de la Facultad de Odontología de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), quién presentó su investigación “Lesiones bucales asociadas a accidentes con cigarrillos eléctricos”.
En México, no hay datos sobre esta práctica, no obstante, en Estados Unidos se han empezado a realizar estudios sobre las consecuencias del vaping (vapear o fumar) y su relación con daños a la salud bucal y pulmonar.
Podría producir cáncer
Maya Paredes expresó que los líquidos que usa el dispositivo no están regulados y contienen químicos que producen cáncer y adicción; por ejemplo, el acetaldehído, principal carcinógeno procedente del humo del cigarrillo y también la nicotina.
“La fabricación de los líquidos no está regulada. Contiene anabasina, que es un insecticida y la base del líquido es el propilenglicol, (usado en las máquinas de niebla para hacer el humo) con el que se genera el vapor de este cigarrillo. Además, muchas veces las personas que toman el cigarrillo electrónico por moda se familiarizan con el sabor de la nicotina y es tal la adicción que pueden comenzar a fumar el cigarrillo tradicional”, dijo.
Accidentes
Desde que se implementó en el mercado el cigarrillo eléctrico en Estados Unidos, en el año 2007, se han registrado accidentes además de que se ha incrementado exponencialmente su uso por moda o por uso de las personas que desean dejar de fumar principalmente, comentó el estudiante.
“Ha habido un incremento considerable del consumo y por lo tanto han aumentado los daños y los accidentes. Según una investigación de la U.S. Fire Administration, que dieron seguimiento a 195 casos, se encontraron con casos de accidentes con daños físicos, incendios y otros daños a la salud”, detalló.
Los 195 pacientes reportaron 60 accidentes durante el uso del cigarro electrónico y un 40% de ellos tuvo daños bucales, además hubo casos de incendios de casa habitación y varios usuarios del cigarrillo electrónico sufrieron lesiones en sus manos por culpa de explosiones del dispositivo, que incluso han causado amputaciones de dedos. Otras consecuencias de los accidentes de esas explosiones han incrustado trozos del dispositivo en el tórax de algunos pacientes.
Otros daños registrados son en las regiones alrededor de la boca, fractura de dientes, huesos que sostienen los dientes, laceraciones y quemaduras de la mucosa bucal.
“Uno de los daños más comunes en la boca, por el uso repetido del dispositivo, es la inflamación y engrosamiento del epitelio de la mucosa (la piel que recubre el interior de la boca). También presenta inflamación de la garganta, tos seca y daño de los pulmones, entre otros”, afirmó el odontólogo.
El estudiante de posgrado añadió que en México el uso por moda se ha incrementado y los problemas de salud y seguridad que ha habido en otros países podrían repetirse en nuestro país. Por lo que hace falta más investigación para informar y alertar a la población de los riesgos que existen al utilizar estos aparatos.
“El fumar este dispositivo en nuestro país va en aumento; jóvenes y adolescentes están copiando esta adicción y su consumo está creciendo exponencialmente. Las personas no se dan cuenta, pero pasan cambios dentro de su boca al inhalar esas toxinas que los afectan poco a poco; inician con una tos leve y luego puede complicarse, por eso es recomendable evitar su uso”, añadió Alan Maya Paredes.
Recomendó que, si algún usuario del cigarrillo eléctrico presenta alguna molestia tras empezar a usarlos, acudan al dentista y al médico general.
La investigación del estudiante de posgrado inicialmente buscaba estadísticas sobre quemaduras en la boca causadas por alimentos, pero luego, al descubrir estos casos, pasó a indagar más sobre el tema del cigarrillo eléctrico y sus efectos.
Los asesores de investigación del estudiante son la C.D.E.E Gisella Stella Cañaveras Zambrano y la C.D.E.P.O Evangelina Gutiérrez Cortés, profesoras de la Facultad de Odontología de la UAG.