Cuatro parejas de hermanos encuentran en el fútbol americano una pasión que los une dentro y fuera del campo.
El futbol americano es más que un deporte, ya que une a las familias y amigos.
El fútbol americano es mucho más que un deporte de contacto, es una experiencia que trasciende el campo de juego, que une a las familias y fortalece los lazos entre hermanos.
En el equipo juvenil de fútbol americano de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), esta esencia se vive intensamente.
Cuatro parejas de hermanos han encontrado en este deporte no solo una pasión compartida, sino también una oportunidad única para crecer juntos, superar retos como equipo y crear recuerdos imborrables que los acompañarán toda la vida.
Inspirados por el legado familiar
José y Jesús Arroyo, inspirados por su padre y abuelo, quienes también jugaron en equipos de renombre, descubrieron su pasión por el fútbol desde pequeños.
“Lo que me motivó a practicar fútbol fue querer destacarme en un deporte que me apasionaba”, comparte Jesús.
Su perseverancia lo llevó a formar parte del equipo infantil, marcando el inicio de una trayectoria que ha fortalecido sus valores y su amor por el juego.
José Manuel y Jesús Alejandro.
Santiago y Julio César.
Unidos dentro y fuera del campo
Para Julio César y Santiago Gutiérrez, compartir equipo ha significado mucho más que anotar touchdowns o conquistar campeonatos.
“Es algo muy especial pertenecer al equipo de los Tecos y hacerlo junto con mi hermano. Nos ha permitido fortalecer nuestra relación”, dice Santiago.
Mientras que para Julio César “el fútbol siempre ha sido un punto de unión en nuestra familia. Poder jugar juntos ha sido una experiencia única”.
Recuerdos que perduran en el campo
Los recuerdos más memorables también marcan a los hermanos Aarón Alejandro y Abraham Viciedo, quienes celebraron juntos un campeonato en la categoría juvenil.
"Ese momento fue muy especial para nosotros", recuerda Aarón.
Para ellos, el fútbol americano es un espacio donde las enseñanzas y valores de equipo trascienden la cancha. Abraham lo describe perfectamente: “El equipo nos ha enseñado a ser respetuosos con todos y a siempre dar lo mejor de nosotros”.
Aarón y Abraham.
Santiago y Julio César.
Crecer como hermanos y deportistas
Para Emmanuel y Rodrigo Lara Chávez, quienes juegan futbol americano desde Preinfantil, compartir el emparrillado es una oportunidad para juntos crecer como personas y atletas.
“Empezamos a jugar juntos desde Preinfantil en el año 2017 en otro equipo de renombre, después fuimos avanzando cada uno den su propia categoría y ahora estamos de nuevo juntos en Juvenil”, comentó Rodrigo.
Para Emmanuel, jugar con su hermano representa “compartir y colaborar en momentos extraordinarios y significativos que no ocurren en otra parte que no sea en el campo”.
Para estas parejas de hermanos, el fútbol americano no solo ha dejado huellas en el marcador, sino en sus corazones y en los lazos que comparten para toda la vida.
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